EE.UU. negaría atención por Covid-19 a personas con discapacidad intelectual
En Estados Unidos a las personas con discapacidades intelectuales se les puede negar la atención para salvar vidas a medida que se propaga el coronavirus, así lo estipulan algunos planes.
Estados Unidos acapara titulares relacionados al brote del nuevo Coronavirus, debido a los altos y rápidos índices de contagio, que ya superan incluso a China; además por la postura de su mandatario, quien en un primer momento minimizara la importancia de la Covid-19 y luego no ha parado de hacer polémicas declaraciones al respecto.
Una información difundida por Propublica, una agencia de noticias (independiente y sin ánimo de lucro) radicada en Manhattan, Nueva York; señala que “los planes de preparación para desastres en Washington y Alabama dicen que las personas con problemas cognitivos son una prioridad menor para el tratamiento que salva vidas”.
Organizaciones de defensa de personas con discapacidad han pedido al gobierno federal que aclare los planes de atención a personas con síndrome de Down, parálisis cerebral, autismo y otras afecciones.
Las quejas fueron presentadas esta semana ante la división de derechos civiles del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU., solicitando al gobierno federal que aclare las disposiciones de los planes de preparación ante desastres para los estados de Washington y Alabama.
Se trata de planes discriminatorios contra personas con discapacidad intelectual. La privación de asistencia incluye atención médica y específicamente el acceso a ventiladores artificiales, que tienen una gran demanda en el tratamiento de los casos de COVID-19.
Más de 7 millones de personas en los EE. UU. tienen alguna forma de discapacidad cognitiva.
Una “prioridad menor”…
El plan de Alabama dice que "las personas con retraso mental severo, demencia avanzada o lesión cerebral traumática severa pueden ser malos candidatos para el apoyo del ventilador". Otra parte dice que "las personas con retraso mental grave o profundo, demencia moderada a severa o complicaciones neurológicas catastróficas como el estado vegetativo persistente son candidatos poco probables para el apoyo del ventilador".
Por su parte, el plan de preparación para emergencias de Arizona aconseja a los funcionarios médicos que "asignen recursos a pacientes cuya necesidad sea mayor o cuyo pronóstico sea más probable que resulte en un resultado positivo con recursos limitados".
O sea: que entre una persona con dificultades cognitivas y una persona sin ellas… estará en manos de las autoridades médicas la polémica decisión. De hacerlo siguiendo el "plan", queda clara la elección.
Los planes estatales dejan en claro que el destino de las personas con discapacidad intelectual es parte de una realidad desgarradora.
"Lo que estamos viendo aquí es un choque entre la ley de derechos de las personas con discapacidad y la lógica utilitaria despiadada", ha dicho Ari Ne’eman, investigadora visitante en el Instituto Lurie para la Política de Discapacidad de la Universidad de Brandeis.
“De lo que se trata realmente al final del día es si nuestras leyes de derechos civiles aún se aplican en una pandemia. Creo que esa es una pregunta central sobre quiénes somos como país”, recalcó.
Los defensores y las familias de las personas con discapacidades intelectuales dicen que su comunidad es especialmente vulnerable a la enfermedad porque muchas de las personas con discapacidades significativas viven en hogares grupales u otros entornos congregados.
A veces puede ser difícil para las personas con discapacidad intelectual comprender la pandemia y sus demandas, como la necesidad de usar máscaras y protocolos elevados para el distanciamiento social y el lavado de manos.
Emily y Richard Wallace estuvieron casados durante 18 años. Una historia de 1992 en el diario Albany Herald describía su vida como felizmente doméstica, mencionando que Richard odiaba pasar la aspiradora, mientras que a Emily no le gustaba desempolvar, y que ella cocinaba la mayor parte del tiempo mientras él rastrillaba las hojas. Hicieron pagos en su casa y ambos retuvieron trabajos.
Después de que Richard, que también tenía síndrome de Down, murió en 2018 a los 65 años, Emily se mudó a una casa grupal operada por The Albany Arc, donde recibía ayuda de la organización de asistencia.
Después de que un cuidador aparentemente trajo el coronavirus a la casa, Emily enfermó. Lo mismo hizo otro residente, que también fue hospitalizado.
Emily Wallace tenía una orden de no ser resucitada, por lo que un ventilador no habría sido un problema, incluso si la atención fuera racionada, informó Anna Julian, directora ejecutiva de The Albany Arc.
Pero a medida que más personas se enferman, Julian se preocupa de que no se realicen suficientes pruebas para detectar el virus en Albany. Ella está viendo a individuos, con y sin discapacidad intelectual, que parecen tener síntomas leves de COVID-19.
Julian también informó sentirse sumamente preocupada porque no tiene máscaras, guantes u otro equipo de seguridad; así como que no tienes suficiente personal.
"Es una situación difícil y crítica aquí", concluyó.