Slogan
Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de El Cairo
Sin subestimar la importancia del papel desempeñado por todos los partidos del eje de resistencia a la hora de proporcionar apoyo y asistencia militar al movimiento Hamas, se puede decir que el papel del Hizbullah libanés en particular fue decisivo a la hora de determinar el rumbo que tomó el conflicto.
La actual ronda de conflicto no es un acontecimiento pasajero en la historia de la nación que pueda contenerse o eludirse. Más bien, es un acontecimiento que marca un importante punto de inflexión en la marcha y el camino de un conflicto que tiene más de un siglo.
Aunque todos los organismos pertinentes del sistema de las Naciones Unidas han celebrado decenas de reuniones y emitido numerosas resoluciones, declaraciones e informes durante los últimos seis meses, no han podido detener una guerra que mata y hiere a casi mil palestinos cada día.
Es más probable que el principal motivo detrás de la insistencia de Netanyahu en controlar la franja fronteriza entre Egipto y la Franja de Gaza sea facilitar sus planes para vaciar Gaza de sus habitantes, obligándolos a un desplazamiento forzado hacia el Sinaí.
Hamas es, ante todo, uno de los movimientos de liberación nacional que surgió de la lucha del pueblo palestino frente a un proyecto sionista cuyo principal objetivo era, y sigue siendo, apoderarse por la fuerza de toda la Palestina histórica y establecer un Estado exclusivamente sólo para los judíos.
Lo ocurrido el pasado 7 de octubre fue un logro palestino que rozó lo prodigioso, pero no fue el único logro, sino que a lo largo de los últimos tres meses se le sumaron otros logros no menos impresionantes.
Una vez finalizó el siglo XIX, el movimiento sionista alegó que Palestina era una “tierra sin pueblo” y que los judíos eran un “pueblo sin tierra”.